miércoles, 10 de febrero de 2010

¿A que vino Luis Echeverría?

La primera vez que sentí en carne propia las decisiones de un Presidente fue cuando Luis Echeverria devaluó el dólar y 100 pesos dejaron de ser 8 dólares.

Cursaba yo segundo de secundaria y la tabla de multiplicar que mejor me sabía era la del 12.50. Odie a Luis Echeverría porque desde esa devaluación, todo ha sido depender de la calculadora para saber cuantos dólares son 100 pesos.

Con los años, fui descubriendo que la devaluación fue la menor de las indigestiones que llegó a provocar, ya no digamos un Luis Echeverria, sino todo un sistema político que a la fecha a los únicos que ha logrado sacar de la pobreza es a la clase gobernante y sus aliados en turno.

No voy a caer en la cursilería de decir que sentí como propia la muerte de Luis Donaldo Colosio. Me sorprendió, me dio pánico, me puso a rezar y también debo decir que me decepcionó ver a quienes lloraron como magdalenas su muerte, pero después se movieron tras el hueso para ser Diputados Federales (pluris), Senadores (pluris) y Secretarios Particulares del Presidente.

Lo que más recuerdo de esos días es a Diana Laura y a Víctor Colosio. Como también recuerdo a gran parte de quienes estuvieron presentes en el sepelio de Colosio y recuerdo que Luis Echeverría no fue uno de ellos.

Me extrañó sobremanera verlo hace unos días en Magdalena, Sonora en los funerales de Don Luis Colosio. Me extrañó aun más, verlo repartir entrevistas y declaraciones a cuanto micrófono le ponían enfrente.

Soy de la idea de que alguien como Luis Echeverría no da paso sin huarache. Por eso me sorprende que a 16 años de la muerte de Colosio sea la primera vez que viene a Sonora. ¿A que vino?

Quienes saben de formas y fondos políticos, comentan que no hay que olvidar que Salinas de Gortari culpó del asesinato de Colosio a la nomenclatura; lo cuál fue una velada manera –aunque para muchos muy directa- de responsabilizar a Luis Echeverría.

Estos mismos también comentan que un animal político de la talla de Echeverría, siempre, siempre, siempre, y mientras viva, cuidará el juicio de su historia.

Ergo, Luis Echeverría jamás olvidó las acusaciones de Salinas, esperó pacientemente 16 años para venir a Sonora y, con su presencia, transmitir que finalmente el fue un amigo de Don Luis Colosio y de esta manera echar abajo los señalamientos de la nomenclatura.

Pero así como en política se juzgan y se interpretan las presencias, las ausencias suelen ser tremenda e igualmente reveladoras.

En este sentido y ya para concluir, podríamos inferir que en el fondo, lo que Luis Echeverría nos vino a decir con su presencia fue: “Yo no tengo ningún problema con la Familia Colosio, quien lo tiene es Carlos Salinas, el gran ausente en el sepelio de Don Luis”.

Todo indica que a sus 88 años, Echeverría ya la ve cerca y vino a Sonora a cuidar el juicio de su historia.

De ser así, tarde o temprano veremos a Carlos Salinas de Gortari por Sonora haciendo lo propio…¿Será?...¡Hagan sus apuestas!

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